Opinião
El dengue se va pero deja preguntas
Por Teresa Cruvinel (*), en Brasil 247
Médicos y científicos latinoamericanos sospechan de la manipulación científica del mosquito por fuerzas poderosas, que involucrarían a los EE. UU. y la industria farmacéutica.
Con la proximidad del invierno, la epidemia de dengue que atacó a algunos estados brasileños ha cedido, aunque todavía se están registrando casos graves y leves. Algunos países sudamericanos, como Perú, Paraguay, Bolivia y Argentina también sufrieron de dengue y, al igual que Brasil, experimentaron un notable aumento de casos.
Diversas causas son señaladas para la explosión de la enfermedad, pero también circulan especulaciones sobre experimentos científicos realizados por la industria farmacéutica, con participación del Pentágono y militares norteamericanos, que habrían producido variantes más resistentes y letales del virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti.
Este año, Brasil registró 4,5 millones de casos, pero pueden haber llegado a 6 millones debido a subnotificaciones, un aumento exponencial en comparación con 2023, cuando tuvimos 1.079 casos oficiales. Las muertes causadas por dengue llegaron a 2,5 mil, pero otras dos mil aún están siendo investigadas.
La tasa brasileña de 2,2 mil casos por cada 100 mil habitantes superó el umbral de epidemia fijado por la Organización Mundial de la Salud. Algunos estados, como Río de Janeiro, reconocieron la situación de epidemia. Otros no.
La letalidad fue de 0,5 para casos leves, pero fue mayor en los casos graves. Brasil fue el país sudamericano más afectado, representando el 83% de los casos en la región. Solo el estado de São Paulo tuvo en 2024 más casos que todo Brasil en 2023. En Argentina, el número de casos se triplicó en comparación con 2023 y Perú llegó a declarar estado de emergencia.
El cambio climático, con sus olas de calor, ciertamente ayudó al mosquito. La desinformación de la población y errores de los gestores públicos locales también contribuyeron a la explosión de casos. La vacuna surgió, pero su oferta fue limitada.
Estos factores existen, pero hay médicos y científicos latinoamericanos que sospechan de la manipulación científica del mosquito por fuerzas poderosas, que involucrarían a los Estados Unidos y la industria farmacéutica (que ampliaría sus ganancias con la venta de fármacos).
¿Teoría de la conspiración? Puede ser. Recibí de un médico entomólogo de un país vecino información preocupante en este sentido, aunque de difícil confirmación. Dice él que este año se verificó una extraña resistencia del mosquito a insecticidas que antes funcionaban contra él. Y que muchos de los casos graves terminaron evolucionando a síndrome de Guillain-Barré, lo que no ocurría antes. En Bolivia se habrían identificado mosquitos con capacidad de reproducirse en un plazo mucho menor que el observado en sus ancestros.
Dice él que un colega investigador dejó el laboratorio norteamericano Namru-South, que tiene una unidad en Perú, decepcionado con los experimentos que allí se desarrollaron en 2023, con participación del Pentágono y los militares peruanos. Uno de los proyectos habría sido destinado a crear nuevas cepas del patógeno transmitido por el Aedes aegypti, que se difunden más rápidamente entre los mosquitos, con una carga viral altísima.
Este laboratorio de hecho existe y su página en Internet informa que la unidad peruana de Callao, creada hace diez años a partir de un acuerdo con la Marina de ese país, “investiga y monitorea diversas enfermedades infecciosas con implicaciones militares y de salud pública en América Central y del Sur. Sus áreas de investigación abarcan malaria, dengue, enfermedades diarreicas, infecciones de transmisión sexual y monitoreo de la resistencia antimicrobiana”.
Es extraño que una institución de investigación en salud esté vinculada a una fuerza militar, y no al ministerio de salud local. Namru-South mantiene otra unidad en Honduras, en la Base Aérea de Soto Cano.
Muchos otros detalles me proporcionó la fuente sobre la actuación del mencionado laboratorio en Perú. A algunas instalaciones ni siquiera las autoridades peruanas tendrían acceso.
No es fácil, tal vez sea imposible confirmar tales informaciones. Pero refuerzan nuestra intuición de que hay misterios aún no revelados tanto en relación con la Covid-19 como con la explosión de dengue que tuvimos este año. El pico ya pasó, pero la enfermedad aún está derribando a mucha gente.
(*) Periodista/comentarista de Brasil247, fundadora y ex-presidenta de EBC/TV Brasil, ex-columnista de O Globo, Jornal do Brasil, Correio Braziliense, RedeTV y otros medios.